ARTICULO: Cambiar De Opinión por Raul Mestre


Recuerdo del instituto una frase de Joan Fuster, un escritor valenciano, que decía “Reivindiqueu sempre el dret a canviar d’opinió: és el primer que us negaran els vostres enemics” (Reivindica siempre el derecho a cambiar de opinión, es lo primero que te negarán tus enemigos).
De entrada, me resultó chocante. Es curioso que alguien con una personalidad fuerte defendiera el derecho a cambiar de opinión. A priori, una persona “fuerte” y segura de si misma no cambia de opinión: Tiene razón en lo que dice.
Con el tiempo he ido recordando este aforismo muchas veces. Y es sin duda, porque es de lo más sensato que he oído, porque es justo al revés: Una persona segura de sí misma es aquella que es capaz de cambiar de opinión cuando cree que estaba equivocado sin hacer de ello un mundo.
El ser humano tiene una tendencia innata a creer que lo que ha hecho en el pasado era correcto.
Por un lado, es un proceso completamente imprescindible para poder existir y aprender cosas nuevas (si cada día tuviéramos que reflexionar todo lo que hacemos desde cero, seríamos incapaces de realizar ninguna tarea compleja o tener relaciones sociales).
Es algo que nos pasa a todos de forma inevitable. Se llama consistencia a este hecho. Cambiar de opinión no es fácil, porque implica aceptar que algo que en otro momento creías que era correcto (y actuaste en consecuencia!) no lo era.
Los seres humanos tienen diferentes grados de consistencia. Cuanto mayor es, más conservadora suele ser esta persona en cuanto a ideología y “miedo al cambio”, dicho de una forma genérica.
Las religiones explotan este hecho de una forma muy profesional: Una vez tomas una serie de malas decisiones debido a una religión, dejar de ser creyente es cada vez más difícil debido a las “malas” decisiones que tendrías que aceptar haber tomado en el pasado. En términos de Póker, estas “Pot Commited”.
Del mismo modo, cuanta más consistencia tiene una persona, más le costará hacer autocrítica y más difícil le será cambiar sus hábitos o su estilo de vida.
La forma de innata de aprender para el ser humano se basa en dos cosas:
prueba-error e imitación.
Imitamos lo que hacen otros, y vamos haciendo cosas mal hasta que aprendemos. Este es el proceso natural por el que todo el mundo aprende cosas.
No se puede aprender a hacer algo bien sin hacerlo mal primero. Quizá por eso a los adultos nos cuesta más aprender cosas nuevas: Nos da más miedo el ridículo que a un niño de 3 años.
¿Y que tiene todo esto que ver con el Póker?
Como todas las habilidades, el Póker es algo que se aprende. Sin embargo, el Póker es algo donde la “consistencia” es muy perjudicial, más que en otras actividades.
Aprender a jugar correctamente a Póker es directamente anti intuitivo, porque no puedes confiar en los resultados para evaluar lo bien que lo estás haciendo (¡la forma normal de aprender en el 99% de las actividades!) y por tanto, tienes que estudiar y cambiar tu juego todo el tiempo. Incluso tener resultados positivos a largo plazo sólo te demuestra que has hecho cosas bien, pero no cuáles de las que has hecho eran correctas ni si lo que hacías en el pasado sigue siendo correcto en el entorno presente.
Por eso el Póker es un ámbito muy particular, en el que todo el tiempo tienes que estar dispuesto a reaprender, y aceptar que parte de lo que sabes nunca será cierto al 100%. Y esto es más difícil de lo que parece para mucha gente.
Visto en retrospectiva, la capacidad de cambiar de opinión parece una gran virtud para un jugador de Póker. Defender algo sólo porque es lo que hiciste hace tiempo o porque es un razonamiento que te funcionó en su momento no hace que esto sea más correcto ahora, por mucho que sea una forma normal de pensar para otras actividades.
El Póker Online es una actividad en la cual nunca alcanzas un nivel con el que estar satisfecho, y siempre tienes que seguir mejorando, o el resto de gente de tus niveles lo hará y tu quedarás atrás.
Para mejorar, tienes que darte cuenta de que cosas que hacías antes no eran correctas, y por tanto, cambiar de opinión respecto a cómo enfocar situaciones.
Un buen jugador es alguien que necesita cambiar de opinión para seguir siéndolo, y que además no puede aprender aspectos concretos del juego en base a sus resultados.
Así que, ya sabes: Reivindica siempre el derecho a cambiar de opinión, es lo primero que te negarán tus enemigos.
Saludos cordiales,
Staff CHILEALLIN.com
Fuente: Web de Raul Mestre

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